Tuesday, January 17, 2006

Ladrillazo

Hoy me acaba de llegar este bello mensaje que quiero compartir con ustedes, desconozco la fuente pero que importa, Dios nos da esos mensajes de la manera menos sospechada.


Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad en su auto
Jaguar 2005, sin ningún tipo de precaución. De repente, sintió un
estruendoso golpe en la puerta y se detuvo. Al bajarse, vio que
un ladrillo le había estropeado la pintura, y carrocería de la
puerta de su lujoso auto. Se subió nuevamente, pero esta vez
lleno de enojo.
Dio un brusco giro de 180 grados, y regresó a toda velocidad
al lugar donde vio salir el ladrillo que acababa de arruinar lo
hermoso que lucía su exótico auto. Salió del auto de un brinco, y agarró
por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia el auto estacionado, le gritó
a toda voz: "¿Qué rayos fue eso? ¿Quién eres tú? ¿Qué crees que haces
con mi auto?". Y enfurecido, casi botando humo, continuó gritándole al
chiquillo: "¡Es un auto nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a
costarte muy caro! Por qué hiciste eso?"
"Por favor, señor, por favor... ¡Lo siento mucho! No sé que
hacer". Suplicó el chiquillo. "Le lancé el ladrillo porque nadie
se detenía.."
Las lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo
mientras señalaba hacia el otro lado del auto estacionado.

"Es mi hermano"! Le dijo. "Se descarriló su silla de ruedas, y se cayó
al suelo... Y no puedo levantarlo". Sollozando preguntó al ejecutivo:
"¿Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla?
Está golpeado, y pesa mucho para mí solito... y muy pequeño."
Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo, el
ejecutivo tragó grueso el taco que se le formó en su garganta.
Indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al
joven del suelo, lo sentó nuevamente en su silla, y sacó su pañuelo de
seda para limpiar un poco las cortaduras y el sucio de sobre las
heridas del hermano de aquel chiquillo tan especial.
Luego de verificar que se encontraba bien, miró al chiquillo, y este le dio
las gracias con una sonrisa que no tiene posibilidad de describer nadie...
"DIOS lo bendiga, señor... y muchas gracias" le dijo.
El hombre vio cómo se alejaba el chiquillo empujando
trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano hasta llegar a
su humilde casita... Cuentan que el ejecutivo aún no ha
reparado la puerta del auto manteniendo la hendidura que le hizo el
ladrillazo... para recordarle el no ir por la vida tan distraído y tan de
prisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste
atención.
Dios normalmente nos susurra en el alma y en el corazón, pero hay
veces que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención.
Tú escoges:
Escuchar el susurro... o sentir el ladrillazo...
AHORA, TÍRASELO A UN AMIGO TUYO...